La
caja misteriosa
Eran las
once y media de la noche, tenía que ir a dormir. Agarre´ el celular y me puse tres
alarmas, no quería llegar tarde al vuelo. Tenía que salir a las seis de la
mañana.
Apague la
tele, no estaba viendo nada importante, acomode´ las sabanas y me acosté. Ya tenía todo
preparado, todo puesto al lado de la puerta, ordenado y acomodado. Solo tenía
que desayunar e irme. Todo el tiempo pensaba en eso, estaba muy nervioso y
asustado, era la primera vez que viajaba en avión solo. Luego de varios
intentos, logre dormirme.
Escucho´ un
ruido al lado mío, era la alarma, ya era la una y media. La apague, tenía un
ruido horrible. Sin darle importancia me volví a dormir.
Sonó
devuelta la alarma; ya eran las tres de la mañana. Me levante, fui al baño,
tome un vaso de agua, tenía macha sed. Al acomodarme devuelta en la cama,
escuche´ ruidos raros de arriba. No le di importancia, ya que los gatos del
barrio siempre merodean por ahí. Así que volví a dormir.
Me desperté agitado
y asustad, se escuchaban golpes en la parte de arriba de mi habitación. Mire´
para todos lados, hasta encontrar mi celular. Eran más de las cuatro y media de
la mañana.
Dormido y
asustado por el sobre salto que había tenido, decidí ir a investigar. Necesitaba
saber que era ese ruido molesto. Me levante de la cama, me puse mis pantuflas y
Salí de mi habitación. Al final del pasillo se encontraba la puerta que lleva
al ático, estaba abierta, como si alguien o algo ya hubiesen pasado por ahí.
Las luces de
esa parte de la casa nunca funcionaron, ni me gaste en arreglarlas. Así que use
la linterna de mi celular para iluminar. Escalón tras escalón, fui subiendo.
Cada vez el ruido se iba haciendo más fuerte. No podría explicarlo, ya que
estaba muy dormido para prestarle atención. Solo quería callarlo.
Cuando pise el
último escalón, este no se escuchaba más, como si hubiera sido todo parte de mi
imaginación. Pero, en vez de volver a mi habitación, decidí investigar la zona.
Estaba lleno
de cajas, libros, de viejos muebles de mis abuelos y de mis padres, pero no había
más que objetos del pasado. Gire y mi celular se apagó: se ve que no conecte
bien el cargador.
Los ruidos
empezaron otra vez. Yo, cegado por la oscuridad, no podía saber que era. Se hacía
más fuerte, como una estampida aguda de gritos aturdidores que no dejan pensar.
Luego me acorde que había visto una vieja linterna a mi costado y comencé a
tantear en la oscuridad hasta encontrarla.
Grite lo más
fuerte posible y, al darme cuenta, escuche la alarma. Estaba en mi cama y eran
las 5:30 am. Faltaba media hora para que el taxi me llevara al aeropuerto. Me levante
y me convencí de que todo había sido un sueño. Pero al verme al espejo del
baño, note ciertos rasguños de animales
que estaban en mi cara y en mi cuerpo.